miércoles, 19 de julio de 2017

5 genuinos mercados que no han perdido su esencia



Cogemos el carro de la compra para recorrer cinco mercados tradicionales, auténticos, que no han perdido prácticamente ni un ápice de su esencia. Valencia, Barcelona, Santiago de Compostela, Madrid y Sevilla serán nuestras paradas.

Por Toni Castillo 19 de julio de 2017
En más de una ocasión nos hemos acercado desde Bon Viveur a uno de esos mercados reinventados. Esos nacidos a partir de uno tradicional —o de la nada, levantados desde cero— que se han acomodado a una clase de público que no solamente busca llenar su despensa cuando sale con el carro de la compra. Para ellos, y para los que simplemente buscan salir a pegar un bocado, transforman parte de sus puestos en pequeños bares y restaurantes. Puedes comprar alimentos y comértelos. Círculo cerrado.
Sin embargo, por fortuna para todos, los mercados de toda la vida permanecen en muchas de nuestras ciudades. Capeando el temporal de la crisis económica y el de los cambios en los hábitos de consumo. Haciendo equilibrios para no convertirse en una mera atracción turística, al tiempo que buscan atraer a la clientela de siempre más nuevos públicos. Buscando sobrevivir como siempre lo hicieron: ofreciendo buen producto. La materia prima con la que se alimenta un barrio.
Como homenaje a ellos, como defensa de su existencia, nos acercamos a cinco mercados tradicionales que no han perdido su esencia o, al menos, luchan por mantenerla lo más intacta posible.
Este templo del producto de dimensiones catedralicias debe estar en lo más alto. El Mercat Central de València es, además de un edificio modernista de extraordinaria belleza, un lugar en el que abastecerse de la mano de más de trescientos comerciantes y sus respectivos puestos. Carnes, pescados, hortalizas, frutas, salazones, charcutería, conservas, cervezas artesanales, frutos secos, dulces, panadería y un largo etcétera. No en vano, es el mayor centro europeo especializado en productos frescos. Con un siglo de historia a sus espaldas, continúa siendo el mercado de referencia en la ciudad de Valencia, su área metropolitana y alrededores.
La Boqueria se ha convertido en un atractivo turístico de primer orden en una ciudad, Barcelona, que en los últimos años ha experimentado un gran crecimiento turístico. Es el mercado tradicional más grande de Cataluña, el que más variedad de productos frescos ofrece en la comunidad y el más visitado tanto por locales como por turistas. Una circunstancia, esta última, que intentan compatibilizar día a día con sus funciones básicas: abastecer las despensas de los habitantes de la ciudad. Larga vida al «lugar en el que se concentran todos los pasos de la cadena alimentaria», que diría Ferran Adrià.
Aunque sus orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, el actual edificio de piedra del Mercado de Abastos de Santiago de Compostela tiene poco más de 75 años. La plaza está actualmente gestionada por una cooperativa y mantiene intacta el espíritu que siempre la caracterizó. Capturas recién traídas de los puertos y las lonjas, hortalizas y frutas venidas de huertas cercanas y carnes exquisitas como la de vaca gallega. En el mercado, además, se disfruta de alta cocina con Abastos 2.0, uno de los restaurantes compostelanos más populares, y del género que uno compra, que por un pequeño porcentaje del precio pagado puede ser cocinado allí mismo.
Uno de los mercados tradicionales más importantes de la capital continúa siendo, porque lo fue desde su inauguración, el Mercado de la Cebada. Sobreviviendo a cambios urbanísticos, remodelaciones e intenciones que se alejaban de lo que es una plaza de abastos convencional, este centro ubicado en pleno barrio de La Latina continúa siendo el lugar en el que muchos madrileños llenan su despensa. Además, incorpora otra clase de comercios, como una relojería y un taller de zapatería, y regularmente organiza actividades culturales en forma de conciertos, actividades lúdicas o mercadillos solidarios.
El Mercado de Triana de Sevilla encuentra su origen a principios del siglo XIX, aunque su actual aspecto es muy reciente. Tras cerca de una década en la calle Pagés del Corro, fue devuelto a su emplazamiento original y reinaugurado en 2001. Estando en la capital hispalense, a uno de sus mercados más importantes y representativos no le podían faltar bares con buenos bocados. Con producto del fresco y muy bueno que se vende en sus paradas típicas, repletas de carnes, pescados y vegetales. A ellos se suman cafeterías, casas de comidas preparadas, una arrocería, un puesto de sushi y una amplia oferta de ocio.
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