REDACCIÓN 21/04/2020 Pedro Pablo Cortés
México, 21 abr (EFE).- Entre carne de animales inusuales e insectos
comestibles, los comerciantes del Mercado de San Juan, el de la comida más
exótica de la capital mexicana, luchan contra la crisis económica y el miedo
causado por el presunto origen de la pandemia en un mercado de Wuhan.
Luces apagadas y vitrinas vacías son el nuevo panorama de la nave de San
Juan Pugibet, donde entre sus más de 360 locales destacan los que venden carne
de cocodrilo, búfalo, armadillo y hasta león, pero cuyos comerciantes reportan
caídas en las ventas de entre 70 % y 90 % en los últimos dos meses.
"No viene gente a comprar, está apanicada, no quiere salir de su
casa", cuenta a Efe el carnicero José Luis Díaz, junto a un letrero de
"El Norteño", que oferta venado, jabalí, avestruz y bichos endémicos
de México, como jumiles y gusanos de maguey.
"De esa parte de lo prehispánico, sí
como que la gente ahorita, al comer algún insecto, alguna araña, ya luego luego
(de inmediato) se le viene a la mente el coronavirus", agrega el trabajador.
El carnicero se refiere a la
popularizada teoría del origen del SARS-CoV-2, el coronavirus que causa la
enfermedad de COVID-19, en un mercado húmedo de Wuhan, donde especies tan
diversas como perros, pollos, serpientes, murciélagos y pangolines cohabitaban
un mismo espacio.
En México, donde hay 8.772
contagios y 712 muertes por COVID-19, se ha vuelto viral el chiste de la
"sopa de murciélago" para hablar del inicio de la pandemia.
UN PATRIMONIO HISTÓRICO
Sin embargo, a diferencia del
sitio comercial de Wuhan, San Juan no es un mercado húmedo, explica Adrián
Álvarez, un joven con un puesto de insectos entre los que destacan escorpiones,
gusanos, cucarachas y saltamontes endémicos de México.
El comerciante afirma que todos
los animales que vende son 100 % comestibles porque los antiguos pueblos
indígenas los comían antes de la llegada de los españoles.
Además, asevera que "no
son de criadero" y pasan por 15 días de desinfección desde que se
recolectan en su hábitat natural, en el campo.
"El chapulín, las hormigas
chicatana y el chimicuil son animales que se comen desde hace siglos, o sea,
desde la época de los aztecas, ellos se alimentaban a base de puro insecto y de
vez en cuando comían carne o marisco, pero su mayor alimentación eran los
insectos", expone.
Por ello, el joven lamenta que
la crisis del coronavirus haya alejado a los turistas que suelen visitar el
Mercado de San Juan, uno de los más famosos de los 329 declarados como
"Patrimonio Cultural Intangible" por el Gobierno de Ciudad de México.
TRAGEDIA ECONÓMICA
Desde que se declaró la
emergencia sanitaria por coronavirus, el 30 de marzo, el Gobierno federal
suspendió actividades no esenciales para evitar los contagios, aunque los
mercados de alimentos se consideraron indispensables.
En la alcaldía Cuauhtémoc, en
el centro de Ciudad de México, se han implementado restricciones para que solo
ingresen 25 personas al mismo tiempo a un mercado.
Ante esta situación, Álvarez
invita a los ciudadanos a preferir estos negocios locales en lugar de las cadenas
de supermercados.
"Si van a comprar un
producto de necesidad esencial, como es comida o cualquier otra cosa así, les
recomiendo que se animen más a ir a los mercados públicos, que son los que más
padecemos", argumenta.
Esta opinión la comparte
Benjamín Díaz, el dueño de una carnicería cercana que vende carne de animales
comunes, como pollo y cabrito, junto a la de otros exóticos o prehispánicos,
que surte en especial a restaurantes y hoteles, que ahora están cerrados por la
contingencia.
"Es una parte fundamental
en la vida alimentarse, entonces, por norma los mercados no pueden
cerrar", menciona. EFE
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