Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.- En las últimas
décadas se ha generalizado la tendencia de pasar de un turismo de élites a otro
popular, en el que se pueda mostrar la cara mestiza e indígena de las ciudades.
Para lograrlo se recurre a mercados de abasto, en los que es posible disfrutar
de una genuina experiencia gastronómica típica de cada región; así como de
espacios artesanales en los que el turista pueda entrar en contacto con los
propios productores.
Tenemos que aceptar que los actuales viajeros
consideran, además de los recursos patrimoniales: museos, monumentos y
referencias urbanas, las experiencias culinarias como algo significativo a la
hora de definir destinos o de recomendarlos. Blanca García, experta en turismo:
“No es lo mismo visitar un destino que sentir un destino (olores, colores,
gusto, texturas…) y vivir un destino con sus habitantes. Hay que integrarse en
la forma de vivir y en la cultura propia de cada lugar, impregnándose de todo
lo intangible hacia la creación de un recuerdo que perviva después del viaje y
que pueda ser transmitido a los demás”.
El turismo gastronómico y la visita a los
mercados de abasto hacen que el turista sea parte del valor cultural del
lugar en el que se encuentra. De esta manera, vemos un crecimiento del turismo
urbano relacionado con la gastronomía, sus restaurantes, sus escuelas
gastronómicas y sus mercados de abasto. La ciudad de Santa Cruz de la Sierra se
ha constituido, desde hace más de veinte años, en un centro de encuentros,
convenciones, negocios, universidades y actividades que se desarrollan en
varios sectores de la actividad económica, académica y turística, donde la
gastronomía adquiere cada día mayor relevancia y los mercados de abasto van
comprendiendo su rol en este nuevo modelo, su autenticidad despierta gran
interés: un mosaico de colores, sabores y costumbres.
Es por ello que el municipio cruceño, siguiendo
los nuevos paradigmas internacionales en el ámbito turístico, se encuentra en
la tarea de recuperar los espacios públicos de los mercados de abasto
tradicionales, con el propósito de hacerlos más funcionales tanto para quienes
venden sus productos como para los clientes que visitan y compran los productos
que son parte de la gastronomía local e internacional y consolidarlos como un
recorrido lleno de experiencia para los turistas que lleguen a la ciudad y para
las personas que día a día acuden a comprar los productos para elaborar
deliciosas recetas que componen su acervo gastronómico.
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