La Prensa viernes 28 de septiembre de 2018 en México
Por: Arianna Alfaro / GB
¡Aquí se la damos fresca! Pregona el señor de
fruta cuando uno recorre el pasillo del mercado o bien, ¡lleve lo mero bueno!
al pasar por los locales de carnes, eso sí, acompañado siempre, del clásico
güerita, que sin distingo lanzan a toda la clientela.
Y es que seguro, más de una vez, su vendedor de
confianza les ha despachado con gusto, con ganas y hasta el pilón le incluye en
su compra por ser compradores frecuentes en varios de los puestos de un
mercado, y qué decir de la degustación para convencernos de llevarnos algo de
más y que al final, casi siempre lo logran.
Y es que, a pesar del trajín de llevar, traer y
acomodar la mercancía, pareciera más apetecible y duradera cuando se compra en
los mercados, quizá porque no cuentan con bodegas para almacenar la mercancía
por muchos días.
Uno de los principales problemas que enfrentan
los locatarios en estos centros de comercio es la disparidad a la que se tienen
que someter ante los grandes almacenes que, además de ofrecer los productos más
baratos, las instalaciones se aprecian más cuidadas y los horarios son
accesibles para una población económicamente activa, lo que beneficia a muchos
trabajadores que, después de las 6 de la tarde que termina la jornada laboral,
las tiendas de conveniencia y de autoservicio están abiertas.
En la Ciudad de México estas historias se tejen
en más de 300 mercados que existen en la zona conurbada y que benefician a
varias familias, ya que no sólo los responsables del local adquieren
beneficios, sino en la mayoría de los casos, también son fuentes de empleo, lo
cual aporta a la economía del país.
Aquí la competencia deja de ser pareja para los
comerciantes y los compradores, donde los segundos, no puede elegir por un tema
de horario dónde consumir, y es claro que el mercado ante estas circunstancias
se encontrará en desventaja, debido a la falta de equidad con las tiendas
grandes o las de conveniencia.
Son pocos los mercados que ofrecen servicio
extendido, uno de ellos es el Mercado de Jamaica, que opera las 24 horas y,
aunque se especializa en el sector de las flores, también cuenta con amplias
secciones de comida y, también, es ideal para realizar la despensa.
En el caso del Mercado de la Roma, se mantiene
abierto hasta las 8 de la noche, esto da oportunidad a que los locatarios
coloquen sus productos o servicios con facilidad para incrementar las ventas y
así, los colonos aprovechan este beneficio, incluso tras la jornada laboral.
Librar la injusta batalla
El bajo margen de competencia de los mercados de
barrio contra los almacenes o tiendas de conveniencia que, según un estudio
elaborado por Euromonitor International, en 2017 tuvieron un crecimiento en
ventas de 12%, debido a un incremento del 6% en la apertura de más
establecimientos es evidente y mucho tienen que ver los precios.
Según datos de Euromonitor, la frecuencia más
común de compra es de abarrotes y productos para el hogar, que se adquieren de
manera semanal por al menos el 40% de los consumidores dentro de las tiendas de
conveniencia, lo que ha provocado que, marcas como Chedraui, colocara Chedraui
Supercito y Walmart, Bodega Aurrerá Express con espacios más reducidos y
productos básicos que también se consiguen en los mercados de barrio.
Estas tiendas logran un impacto en el consumidor,
debido a las constantes ofertas con las que cautivan a su clientela, anuncios
que, sin entrar al establecimiento se dan a conocer y se encuentran al alcance
de todo tipo de consumidores.
Las tiendas de conveniencia tienen la
característica de contar con espacios con menos de 500 m², horario comercial
superior a las 18 horas y con apertura los 365 días del año. Además, cuentan
con una amplia variedad de productos y precios poco superiores a los de un
supermercado.
Situación contraria a la de los mercados, los
horarios afectan, pero también, las condiciones de abandono y las fallas en
servicios básicos, por mencionar sólo algunos detalles.
Tan sólo en materia de regulación, el atraso
queda claro desde la creación y aplicación del reglamento, cuya última
actualización fue publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 18 de
febrero del 2015, para la cual, tuvieron que pasar 64 años desde la anterior en
1951.
Este atraso juega en contra de locatarios y
consumidores, donde los gobiernos locales parecen no poner manos a la obra para
proporcionar herramientas que permitan competir o subsistir ante las cadenas
que parecen comerse, literal, todo el mercado.
Y, por otro lado, resulta complicado despreciar
un establecimiento en el que ya se puede adquirir desde lo más básico, hasta
realizar pagos de servicios, comprar boletos de avión, adquirir aparatos electrónicos,
consumir alimentos, artículos a precios competitivos, con la asistencia de un
carrito, sin cargar efectivo y con instalaciones agradables.
¡Que injusto para los mercados y para el
consumidor que, aunque tentado por la grata experiencia del mercado de barrio,
las tiendas grandes o de conveniencia ofrecen cada vez más opciones y
beneficios en una sola visita!
Sin reglas claras no hay competencia
DECLARACIONES COFECE
En cuando a los lineamientos de competencia, la
Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), a través de David Lamb,
Director general de promoción a la competencia, habló a LA PRENSA sobre la
importancia de la transparencia en la equidad para una competencia sana.
EL FULANO comentó que cuando “dos o más empresas
que se dedican a lo mismo son competidoras entre sí, para lograrlo tienen que
ofrecerle al cliente mejores condiciones de compra en la combinación en precio
calidad y variedad”.
“Beneficio para toda la sociedad, consumidores o
gerentes para que los recursos naturales se aprovechen de forma eficiente.
Cuando hay competencia, la sociedad logra más con menos y todo eso genera
bienestar y crecimiento económico y por eso, hay una ley que busca que exista
competencia en los mercados”, añadió.
Dentro de las funciones de la Cofece, ésta funge
como un órgano constitucional autónomo con la enmienda de vigilar, promover y
garantizar la libre competencia y concurrencia en el mercado mexicano.
Sobre las observaciones que la dependencia ha
realizado, encontró algunos preceptos como obstáculos para la competencia de
los mercados de barrio, entre ellos están “los horarios, el limite a qué se
puede y no vender. La designación de vendedores permanentes y temporales. Y los
permisos se limitan a quienes tramitan el espacio y limita al crecimiento”.
La voz de los comerciantes
Dentro de las reglas, en el recorrido de LA
PRENSA por algunos mercados, nos encontramos que muchos de los locatarios no
conocen el reglamento, tampoco saben a qué tienen derecho y qué podrían cambiar
en beneficio de sus ventas y clientes.
Los comerciantes disipan sus dudas conforme a las
necesidades cotidianas a las que se enfrentan.
Juan Carlos Guerrero, mercado en Iztacalco
“Llevo 15 años con el local de carne, mi papá
comenzó con la venta de carbón, pero él dejó de trabajar y yo pedí un cambio de
giro, me asesoré para los trámites necesarios, pero desconozco si podemos abrir
hasta más tarde, ahora sí que, así como se fue dando lo hemos trabajado.
Nuestra carne es mejor que la del super, quizá los clientes aprovechan la
comodidad y ofertas”.
“Siempre hemos pedido que nos dejen abrir el
local más tarde, porque mis clientes ya no alcanzan a llegar cuando salen de su
trabajo a recoger sus prendas, muchas veces nos quedamos con trabajos terminados
y la paga a medias. Damos un servicio que no hay en el super, pero nos
perjudica el horario.” Costurera del Mercado Siglo XXI en la CTM
Culhuacán.
“Este es un negocio de años, yo ayudo al dueño a
atender a la clientela y ya llevo tiempo, él ya tiene muchos años con el local,
yo desconozco el reglamento, me he ido adaptando a lo que se puede y no, a las
cuotas que se pagan, a los servicios a los que se tiene derecho, pero no me he
involucrado más y el administrador tampoco hace más de lo que le toca”. Ayudante
en local de carnes frías en Mercado de San Juan.
“Mi familia y yo llevamos más de 25 años con el
local, ha dado de comer a tres generaciones y a nuestros clientes que nos
buscan por la confianza. Sabemos que esto no lo encuentran en el supermercado,
pero tener mejores instalaciones, sería más atractivo para los consumidores.
Del reglamento sé lo básico y hemos pedido recursos para mejorar el mercado,
pero creo que son las autoridades las que nos niegan presupuesto”. Herminio,
vendedor de barbacoa en Coyoacán.
En las delegaciones, los mercados dan vida y
reactivan la economía, Gustavo A. Madero es una de las demarcaciones que cuenta
con mayor número de éstos, y curiosamente, Xochimilco con tan sólo 4.
Mercado para todos
Los mercados les dan vida a las zonas en las
comunidades, ya que mueven la economía y facilitan la vida a los habitantes de
una demarcación, piensa en tu colonia, si el mercado más cercano estuviera
abierto en un horario más extendido. ¿Facilitaría tu vida?
El tema de los mercados y su economía han
resultado de interés, en especial para los locatarios, que inquietos, desean
tener mejores condiciones y oportunidades.
En esta primera entrega sobre la cultura de los
mercados de barrio y sus oportunidades de competencia, platicamos con el subdirector
de Mercados y Vía Pública, Alejandro Morales Mendiola sobre estos centros de
comercio.
Sobre el impacto de los mercados de barrio
comentó que, “el mayor impacto ha sido para los locatarios de los mercados
públicos al competir en condiciones de desigualdad con los grandes centros
comerciales. Lo anterior ha influido en la modificación en los hábitos de
consumo de la población”.
Asimismo, añadió que “el rescate y modernización
de los mercados es urgente. Su actualización debe ser la columna vertebral del
abasto popular para recobrar su tradición, al formar parte de la cultura de las
colonias y barrios de la ciudad”.
Morales Mendiola considera un “error haber
excluido a los mercados públicos de los programas sociales en tarjetas a
tercera edad, madres solteras, discapacidad, etcétera, entregadas sólo a
grandes centros comerciales”.
Añadió respecto a la modernización, la “urgente
revisión y actualización del Reglamento de Mercados que data de 1951. Así como
mayor compromiso y corresponsabilidad de locatarios en cuanto a la limpieza,
calidad de la atención y de los productos, precios y política de segundo precio
para evitar el desperdicio de alimentos, así como una política de donación”.
Adicionalmente, sugirió “implementar la accesibilidad bancaria y ampliar
horarios”.
Reposicionar a los mercados en mejores
condiciones no será cosa fácil, pero voltear la mirada a este sector, es el
primer paso para lograr los cambios.